La narrativa familiar compartida es el vínculo que mantiene a una familia unida. Sin embargo, hay muchos miembros familiares que no conocen nada sobre sus antepasados más allá de sus abuelos. Las historias tienen poder, y según son contadas inter-generacionalmente, el poder de las historias crece conforme se siguen contando.

La narrativa familiar compartida es el vínculo que mantiene a una familia unida. Sin embargo, hay muchos miembros familiares que no conocen nada sobre sus antepasados más allá de sus abuelos. Las historias tienen poder, y según son contadas inter-generacionalmente, el poder de las historias crece conforme se siguen contando.
Los hijos que conocen sus historias familiares tienden a ser más resilientes que aquellos que no. Esta resiliencia, si es compartida por la mayoría de los miembros familiares, ayuda a que las familias aguanten con mayor dureza los tiempos difíciles.
Cada evento de creación de patrimonio tiene una historia detrás, y de ahí se origina la historia y cultura familiar. Esas historias no significan nada si se pierden en el tiempo. Deben ser preservadas, revisitadas, y mantenidas vivas por la familia si se pretende informar a generaciones sucesoras. Es importante conocer la historia familiar completa, incluyendo éxitos y fracasos, gozos y durezas. Las partes menos honorables de la historia familiar pudieran parecer penosas, pero incorporar lecciones aprendidas de la adversidad y transformarlas en correcciones puede resultar en puntos de orgullo para los descendientes.
Sin el contexto sobre la generación del patrimonio, la historia familiar no es más que sobre dinero. La verdad es, sin embargo, que la riqueza y el patrimonio es sobre mucho más que dinero, y la historia es sobre mucho más que patrimonio.
Ya sea que las historias sean contadas en el comedor de manera informal o como parte de una reunión familiar estructurada, la historia real contada por personas reales le da inmediatez a lo que de otra forma serían hechos recitados sin empatía. Involucrar varias generaciones para capturar y compartir historias contribuye a la cohesión de largo plazo sobre un pasado compartido. Conectar esas historias de los antecesores puede transformar a un miembro de tercera generación desinteresado en un miembro familiar fuerte y orgulloso.
Inclusive si la familia está dispersa geográficamente, nada impide que las familias no puedan llevar a cabo su investigación histórica y combinar sus resultados cuando se reúnan para trabajar los temas patrimoniales.
No es necesario que la historia familiar sea una novela. Enfocarse en un archivo histórico que incluya eventos significativos, influencias, e hitos familiares o de negocios importantes, será de gran valor y digerible fácilmente por miembros familiares actuales y futuros.
Las familias que logran un traspaso patrimonial multi-generacional exitoso usualmente han desarrollado y preservado una forma común de vida o comportamiento basado en una historia familiar clara y bien entendida, y conocimiento sobre la historia de creación de su patrimonio. Entienden claramente que su riqueza no incluye solamente sus activos.
Preguntas que todo grupo familiar debe hacerse:
¿Quiénes somos como familia?
¿De cuáles lecciones podemos aprender de nuestros antecesores sobre la creación de patrimonio?
¿Qué queremos enseñarle a la siguiente generación?
¿Compartimos los mismos valores que nuestros antecesores? O, ¿Cuál es nuestro compás moral actualmente?
¿Cuáles valores familiares compartimos multi-generacionalmente? Por ejemplo: emprendimiento, seguridad, servicio público, aventura, filantropía, educación, religión, naturaleza, etc.
¿Cuáles valores o conceptos la familia debe vencer o dominar para su salud de largo plazo?
¿Qué queremos que nuestros bisnietos sepan sobre nosotros?
Sobre nuestros antecesores familiares, ¿Cuáles fueron sus retos, fracasos, durezas y episodios de retos personales de vida, éxitos y aciertos, gozos, pasiones y placeres de vida?
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